anvers
FERDINANDUS D G R Al els Quart de croats no porta llegenda
revers
CIUI TASB ARCK NONA en el medi i BAR CK NO NA al Quart de Croat
Creu passant amb anells i tres punts alternat els espais.
La efígies determinen els tipus en grups Mig i Quart menys en el Cru 1150 que només es coneix el Medi Croat
Pesos Mig Croat 1,45 g, .. Quart de Croat 0,7 Crus. 530-532
Aquest Mig Croat el caracteritza el error de llegenda a Anvers falta la lletra G
Ferran o Fernando II (1479-1516). Mig Croat Efigie a izquierda con el cabello ondulado y terminacion recta CIUI en anillo.
Anverso
FERDINANDUS D G R En el los Cuarto de Croats no lleva leyenda
Reverso
CIUI TASB ARCK NONA en el medio y BAR CK NO NA en el Quart de Croat
Cruz pasante con anillos y tres puntos alternado los espacios.
La efigies determinan los tipos en grupos Mig y Quart o Cuarto menos en el Cru 1150 que solo se conoce el Medio Croat
Pesos Mig Croat 1,45 grs,.. Quart de Croat 0,7 Crus. 530 a 532
Este Medio Croat le caracteriza el ERROR de leyenda en Anverso falta la letra G. Muy RARA. Pes 1,43 Tipus XIII Badia 860 FERDINANDUS D R
Rey de Castilla desde 1474, gracias a su boda con su prima Isabel, y de Aragón desde 1479
Fernando II el Católico fue un diplomático hábil y un rey implacable. Su papel en la conquista de Granada, Navarra y Nápoles fue fundamental.
Pero no pudo evitar enfrentarse con su yerno Felipe el Hermoso por el
trono de Castilla.Y su matrimonio con Germana de Foix pudo cambiar la
historia de España.Soberano implacable, político audaz y perfecto
caballero del Renacimiento, Fernando II de Aragón marcó por sí mismo, más allá de su boda con Isabel I de Castilla, una de las épocas más brillantes y agitadas de la historia de España.
El 10 de marzo de 1452 nació en la villa oscense de Sos un infante que en principio no parecía encaminado a grandes destinos. El niño, bautizado con el nombre de Fernando, era hijo de Juan II de Aragón y su segunda esposa y parienta lejana doña Juana Enríquez, hija del almirante de Castilla, uno de los principales magnates del país vecino. La sucesión al trono había de recaer en su hermano primogénito, Carlos, príncipe de Viana, pero la prematura muerte de éste llevó a Fernando inesperadamente al trono. A esta situación se le sumaría un acontecimiento tan singular como afortunado: la boda de Fernando con su prima segunda la infanta Isabel de Castilla, la futura reina Isabel I la Católica.
Juntos gobernarían casi todo el territorio peninsular, forjando la unión dinástica que dio carta de nacimiento a España. La trayectoria vital de Fernando II de Aragón y V de Castilla refleja perfectamente la transición entre los tiempos medievales y modernos, encarnando el paso de unos estados situados en la periferia de Europa a un Imperio plurinacional convertido pronto en la mayor potencia del mundo. Irónicamente, Fernando el Católico fue el rey aragonés que más sangre castellana llevó en sus venas, descendía por casi todos sus costados de príncipes y nobles castellanos. La estabilidad del gobierno quedó fijada, tras arduos debates y más de un amago de ruptura entre los cónyuges, mediante una serie de concordias, acuerdos por los cuales Fernando e Isabel reinaban de forma conjunta en Castilla. En 1478 se funda la Inquisición, instrumento de poder político a la par que tribunal de la fe. Ambos monarcas decidieron expulsar a los judíos de sus reinos y los dos, y Fernando en mayor medida, usaron la Inquisición como arma.
No olvidemos que el Santo Oficio era, junto con la Corona, la única institución común a Aragón y Castilla, y su largo brazo alcanzaba lugares donde no llegaba la jurisdicción regia. Fernando decidió acometer dos ambiciosos proyectos que debían ampliar sustancialmente el territorio bajo su poder: la guerra de Granada, para la que contó con el apoyo de su esposa, ya que se trataba de destruir el último reducto del Islam en la península Ibérica; y la recuperación para Cataluña de los condados ultrapirenaicos del Rosellón y la Cerdaña, una pretensión que no contaba con el beneplácito de Isabel por la posibilidad de abrir un nuevo frente bélico. En todo caso, si hay algo que podemos adscribir a Fernando es la política italiana, para dar continuidad a los intereses de la Corona de Aragón con el control de Cerdeña, Sicilia y el comercio marítimo, y con las pretensiones sobre Nápoles.
Todo
se precipitó con la intervención francesa en 1494, debido a las
ambiciones italianas del rey Carlos VIII, que conquistó Nápoles. La respuesta de Fernando no se hizo esperar: creó la Liga Santa, una coalición con el Papa, Milán y Venecia.
Así comenzaron las guerras de Italia, que duraron hasta 1559 y
terminaron por asentar la hegemonía española. Otro de sus grandes éxitos
consistió en la conquista definitiva de Canarias, el prólogo inevitable
de la intervención en América. En pleno éxito, la vida de Fernando el
Católico se vio trastornada por la muerte de Isabel I en 1504. Pero un
año después el monarca firmó el tratado de Blois con Luis XII de
Francia, para contrarrestar el poder de Felipe el Hermoso, y se casó con
Germana de Foix, sobrina del rey. Las historias tradicionales parecen
obviar los últimos doce años de vida del Rey Católico, tiempo sin
embargo desbordado de acontecimientos.
Sea como fuere, lo cierto es que Fernando el Católico fue uno de los mejores monarcas de los siglos medievales y modernos. Desde luego, uno de los más grandes y el que puso los cimientos del Imperio español de los siglos XVI y XVII, lamayor potencia del orbe.
El 10 de marzo de 1452 nació en la villa oscense de Sos un infante que en principio no parecía encaminado a grandes destinos. El niño, bautizado con el nombre de Fernando, era hijo de Juan II de Aragón y su segunda esposa y parienta lejana doña Juana Enríquez, hija del almirante de Castilla, uno de los principales magnates del país vecino. La sucesión al trono había de recaer en su hermano primogénito, Carlos, príncipe de Viana, pero la prematura muerte de éste llevó a Fernando inesperadamente al trono. A esta situación se le sumaría un acontecimiento tan singular como afortunado: la boda de Fernando con su prima segunda la infanta Isabel de Castilla, la futura reina Isabel I la Católica.
Juntos gobernarían casi todo el territorio peninsular, forjando la unión dinástica que dio carta de nacimiento a España. La trayectoria vital de Fernando II de Aragón y V de Castilla refleja perfectamente la transición entre los tiempos medievales y modernos, encarnando el paso de unos estados situados en la periferia de Europa a un Imperio plurinacional convertido pronto en la mayor potencia del mundo. Irónicamente, Fernando el Católico fue el rey aragonés que más sangre castellana llevó en sus venas, descendía por casi todos sus costados de príncipes y nobles castellanos. La estabilidad del gobierno quedó fijada, tras arduos debates y más de un amago de ruptura entre los cónyuges, mediante una serie de concordias, acuerdos por los cuales Fernando e Isabel reinaban de forma conjunta en Castilla. En 1478 se funda la Inquisición, instrumento de poder político a la par que tribunal de la fe. Ambos monarcas decidieron expulsar a los judíos de sus reinos y los dos, y Fernando en mayor medida, usaron la Inquisición como arma.
No olvidemos que el Santo Oficio era, junto con la Corona, la única institución común a Aragón y Castilla, y su largo brazo alcanzaba lugares donde no llegaba la jurisdicción regia. Fernando decidió acometer dos ambiciosos proyectos que debían ampliar sustancialmente el territorio bajo su poder: la guerra de Granada, para la que contó con el apoyo de su esposa, ya que se trataba de destruir el último reducto del Islam en la península Ibérica; y la recuperación para Cataluña de los condados ultrapirenaicos del Rosellón y la Cerdaña, una pretensión que no contaba con el beneplácito de Isabel por la posibilidad de abrir un nuevo frente bélico. En todo caso, si hay algo que podemos adscribir a Fernando es la política italiana, para dar continuidad a los intereses de la Corona de Aragón con el control de Cerdeña, Sicilia y el comercio marítimo, y con las pretensiones sobre Nápoles.
Sea como fuere, lo cierto es que Fernando el Católico fue uno de los mejores monarcas de los siglos medievales y modernos. Desde luego, uno de los más grandes y el que puso los cimientos del Imperio español de los siglos XVI y XVII, lamayor potencia del orbe.